PRESENTACION
Arcilla, porcelana y lava. El ser humano ha trabajado estos materiales durante 10,000 años, expresando un lenguaje ancestral de la memoria indígena en Chile al mezclar una estética contemporánea con el paisaje chileno y las huellas que deja el recorrido de la lava en estado líquido.
Las envolturas de los cuerpos vendados de la cultura “Chinchorro”, del Norte de Chile, han sido parte de mi fuente de inspiración, en materialidad y métodos constructivos. Estos han sobrevivido desde los 8.000 años A.C. hasta el día de hoy de la naturaleza y de la corrosión del tiempo. Los materiales que ocupaban y formas constructivas, instintivamente las he traspasado a mi obra, incorporando arena volcánica arcilla y porcelana, en placas de distintos espesores o formas sólidas que dan volumen a la obra, otorgando un acabado intencionalmente irregular.
Recojo elementos de desecho existentes en el espacio de trabajo, polvo, tierra, pedacillos de arcilla secos, pigmentos, etc… elementos que destacan y embellecen, creando intricadas superficies sobre la obra. Reciclaje de la materia, una transformación de la misma.
Mi relación con la obra es entre el paso del tiempo, el conocimiento de nuestro país tanto lo territorial (la naturaleza) como lo cultural. Las relaciones de semejanza y contrastes de tierras, culturas y texturas se verán siempre manifestados en las distintas series. Mi observación y relación con la materialidad de nuestro territorio, han hecho reflexionar mi obra a partir de ella.
Toda escultura se encuentra ligada al espacio. La cerámica, en particular, ofrece la oportunidad de jugar con partículas, estructuras y superficies en función de las arcillas seleccionadas. Ésta es rígida y pétrea pero capaz de ser moldeada orgánicamente.
Para mí, sumergir las manos en el barro, dar forma y textura a la pasta es una experiencia profundamente satisfactoria.
Me apasiona resaltar el origen del material por lo que me preocupo de dejar gran parte de la arcilla en su estado original y visible. Las formas, colores y texturas que la naturaleza nos ofrece, con su perfecta asimetría, son una constante fuente de atracción para mi imaginario y mi sensibilidad. Los paisajes agrestes y las formaciones ígneas, aunque parezcan caóticas, han sido moldeados a través del tiempo, por la sedimentación del material que influye en la estratificación, en la vegetación y medio ambiente.
La cerámica me entrega una libertad de expresión, valorando y dignificando lo sublime de la naturaleza. A través de la obra busco replicarla, busco dignificar lo que observo y crear belleza, realzándola con los materiales y elementos que uso para trabajar, junto al paso aleatorio del fuego que actúa en el horno, y la llama al pasar de manera impredecible y casual sobre las piezas, deja su huella resaltando las cicatrices que el trabajo de la arcilla recorre desde un principio hasta su forma final.